Más vale perder un amigo que un metro de tripa...
Aunque no nos
guste y nos parezca desagradable, nadie nos espantamos por encontrar a un tío
echando una meada en una esquina. Hay veces en las que, si una chica dice algo
al respecto, la contestación que recibe es “Ventajas de mear de pie”.
Ahora, si por
casualidades de la vida alguien se topa con esta misma escena, pero
protagonizada por una mujer, lo que se escucha suele ser: “¡Será guarra!”.
No sé si ha
llegado al punto de que se le pueda tachar de “polémica”, pero lo cierto es que
en los últimos días he leído muchos comentarios desfavorables hacia Shakira por
haber protagonizado un anuncio de yogures que favorecen el tránsito intestinal.
Resulta que,
como el público masculino ha corroborado que la colombiana, además de bailar, caga,
ya no es sexy…
¡Esto es
machismo escatológico!
¿Pero de
verdad, alguien en su sano juicio (y con esto me refiero a los hombres), puede
perder la atracción sexual hacia otra persona (y con esto me refiero a las
mujeres) por una cosa tan ridícula? ¿Para qué se piensa la peña (masculina) que
sirve el culo?
El humor del “caca-culo-pedo-pis”
continúa haciendo gracia si el que se tira un pedo es un hombre hecho y derecho
que, con su flatulencia, provoca una situación incómoda, ridícula, maloliente,
en una reunión, en un ascensor… A pesar de ella o de haber sufrido una diarrea
aguda, puede salir airoso entre carcajadas y no perder ni un ápice de su
sex-appeal… En cambio, si lo protagoniza una mujer, llueven los “¡Marrana!” por
doquier.
¿Qué le pasa a
este mundo?
Resulta que,
según los anuncios, las hemorroides solo las padecen las mujeres, pero a vista
de los hombres, estas no proceden de hacer esfuerzos en la taza del wáter, sino
de bailar el Waka-Waka…
¡Venga!