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Mostrando entradas de julio, 2013

Mal de muchos...

No es lo mismo estar parado que estar desempleado. Eso es obvio. Hay personas que no tienen un trabajo remunerado, pero que se cargan de quehaceres en su rutina diaria para mantener la mente ocupada y "no pensar" en la situación que viven. Da lo mismo que sean las tareas domésticas que hobbies, el caso es no quedarse quieto un minuto para continuar sintiéndose activas. A mí me ha dado por leer (más), escribir (más) y por hacer manualidades. Tengo las paredes de mi casa como las de una guardería. No tengo niños (ni posibilidad de tenerlos viendo mi situación), pero llenar las paredes de formas coloridas y optimistas me ayuda a aguantar la sonrisa en la cara. Pero, ¿qué pasa con aquellos que ya no encuentran consuelo en actividades banales, como puedan ser montar puzzles o plantar geranios? ¿Qué pueden hacer quienes tienen grabados a fuego los días que están pasando apuntados en las listas de las oficinas de desempleo? Personas con hijos, padres mayores o enfermos a su ca

Soy demasiado vieja para esta mierda...

Supongo que hay frases que quedan en la memoria colectiva a pesar de no ser demasiado "filosóficas". Creo que ese es el caso de la que pronunció Danny Glover en Arma Letal: "soy demasiado viejo para esta mierda". Los que hemos visto esa película (o la hemos percibido de fondo en nuestra casa mientras la veían nuestros padres) la reconocemos y nos arranca una sonrisilla por el motivo que sea. A partir de ahora, cuando la oiga, recordaré el sábado pasado, porque de madrugada lo pensé y lo dije sin darme cuenta que lo estaba haciendo: "soy demasiado vieja para esta mierda". ¿Y para qué soy demasiado vieja? Pues algunos pensarán que para nada y otros pensarán que para todo; como siempre, depende del punto de vista. Pero entrar en un bar, mirar a tu alrededor y comprobar que todos los presentes os miran a ti y a tus amigos como diciendo "¿qué hace aquí esta panda de abuelos?", traumatiza. Y mucho. Pero es que he de darles la razón, porque ya no co

Maestros, profesores, tutores, mentores

Es curioso cómo evoluciona nuestra forma de pensar sobre nuestros profesores. Mientras asistimos a las clases primarias los vemos como dioses: todo lo saben. Cuando pasamos a los cursos de educación secundaria dejan de caernos bien y se transforman en nuestros enemigos: todo lo hacen por fastidiar. Y si llegamos a la universidad, las opiniones se dividen: los hay que nos repugnan y los hay que nos enamoran. Y es que, aunque de forma habitual utilicemos los términos maestro, profesor, tutor o mentor como sinónimos, nunca han sido tal cosa (y no lo digo porque yo sea de la creencia de que los sinónimos no existen). El maestro educa, el profesor enseña, el tutor dirige y el mentor inspira. Para nada es igual. Reconocer la influencia positiva de nuestros educadores es un paso que nos cuesta dar; como si decir que tal o cual profesor era muy bueno fuese un delito. ¿Por qué? ¿A caso sabríamos todo lo que sabemos si detrás de los libros no hubiesen estado ellos? Contar con un buen profe

Animales y animales

No me gustan las corridas de toros ni los encierros ni cualquier otro tipo de espectáculo taurino. No entiendo por qué, para divertirse, hace falta utilizar animales. Y esto puede sorprender mucho, ya que soy tordesillana. Entiendo a quienes condenan este tipo de "espectáculos", porque comparto muchas de sus opiniones. Sin embargo, no puedo evitar sentirme ofendida cuando, en sus protestas, incluyen insultos tales como "asesinos" o desean a quienes sí les gustan estas "fiestas" muertes atroces o mutilaciones (como muchas veces leo en la red u oigo en televisión). No se puede condenar la violencia del tipo que sea acudiendo a la propia violencia como solución. Me parece un paso hacia adelenate que cada vez haya más personas concienciadas en este aspecto, que cada vez sean más quienes se dan cuenta que no está bien matar animales por diversión... Pero creo que la ojeriza que se ha tomado contra mi pueblo es una simple moda. Y eso sí es triste. La gente l

Los visionarios y yo

Este fin de semana he mantenido un debate de lo más interesante con unos amigos. Me sentí como una cabezota irracional. Me decían que no quería "caer del burro", contradecían, negaban y reducían al absurdo mis argumentos. Al final, acabaron mofándose de mi por haber empleado la expresión "crean una necesidad que no existe y después te inducen a pensar que no puedes vivir sin ella". Me dio igual. Acabé siendo atacada por todos los flancos y ridiculizada, pero me quedo con la satisfacción de haber debatido sobre un tema tan interesante: las nuevas tecnologías. Mis argumentos se reducían a dos: las empresas de nuevas tecnologías crean necesidades absurdas para que consumamos (como ya he citado en el párrafo anterior), la aparición y evolución de las nuevas tecnologías es superior a nuestra capacidad de asimilación. Coincidía con ellos en que una empresa lo que quiere es vender, pero ellos no entendían que existe (al menos a mi parecer) un límite que estas han so

El sexismo entreverado también es ofensivo

He decidido que voy a dejar de consumir productos que utilicen campañas de publicidad en las que se menosprecia o se trata como a personas de segunda a las mujeres.  Estoy cansada de ver anuncios en los que se nos reduce a tres tipologías: objetos sexuales, electrodomésticos o Barbies recauchutadas que se creen liberadas y que acaban limpiando, cocinando o cuidando la casa subidas en tacones (o sea , la peor mezcla de las dos anteriores).  No pienso volver a prestar atención a aquellos que juzgan los mismos comportamientos por un doble rasero, a saber si lo hace un hombre o una mujer.  No quiero formar parte de un mundo en el que solo sirvo si tengo una cara bonita, en el que cuenta más mi aspecto que mi intelecto, donde estoy condenada a trabajar el doble para tener la mitad de reconocimento que un hombre.  No hablo de feminismos ni de machismos, sino que exijo igualdad y justicia: ¿Vosotros no estáis cansados ya de que un helado tenga que recordar al orgasmo d

Qué tendrá la música...

¿Qué tendrá la música que nos atrapa, que nos transforma, que saca lo mejor y lo peor de nosotros, que nos anima y nos deprime, que nos hace soñar, desconectar, desaparecer? Está claro que la magia existe, porque la música hechiza. Bastan unos acordes para hacernos tararear, mover un pie de arriba abajo, agitar la cabeza como diciendo "sí, esta sí que es buena" o menearla de izquierda a derecha para dar a entender que "no, no pares, colega, sigue tocando". Fregar los platos, barrer el suelo o hacer la cama mientras escuchamos música deja de ser rutina para convertirse en espectáculo: cucharas-baquetas, cepillos-micrófonos, colchones-fans enfervorecidos que nos arrastran hasta el centro de la fiesta. La música es la auténtica medicina para el alma, y cómo no lo va a ser, si existe un estilo diferente que se ajusta a las necesidades de cada situación: heavy, rock&roll, pop, jazz, blues, soul, r&b, reggae, rap, electrónica, clásica, alternativa, dance, óp

Inteligencias múltiples

Hace unos días mantuve una conversación muy interesante que surgió gracias a un comentario inocente: "en el colegio deberíamos aprender música de verdad, tendrían que enseñarnos a todos a tocar un instrumento". A partir de ahí el debate comenzó a enredarse y acabé dándome cuenta de algo que me sorprende enormemente: una persona "lista" es aquella que entiende, sabe, estudia o domina disciplinas como la física, las matemáticas, las distintas ingenierías... En cambio, los músicos, los pintores y escultores, los escritores... tienen talento. ¿Curioso, verdad? Si le pedimos a alguien que nos diga el nombre de una persona inteligente, es muy probable que conteste "Einstein". Pero jamás dirá "Miguel Ángel". ¿Por qué? Pues porque nadie nos ha hablado de la teoría de las inteligencias múltiples. Esta teoría, explicada de forma un tanto pobre (discúlpenme), viene a decir que un matemático y un pintor pueden ser igualmente inteligentes, pero que cada

2 de Julio

En alguna ocasión he leído por ahí que el ser humano tiene la capacidad innata de olvidar aquello que le produce dolor. Recordamos qué o quién nos produjo el malestar, recordamos el por qué, pero dejamos de percibir el cómo. Hablamos del dolor y lo definimos con palabras que nos son comunes a todos para hacernos entender... pero ese cómo queda vacío. No llegamos a matizar del todo su contenido o significado. Decía el estudio que, de no ser así, nos resultaría imposible continuar con nuestras vidas. Sin embargo, y aunque no soy ninguna experta en el tema, he de decir que discrepo. Porque hay dolor, pero también existe el Dolor. No discuto que se olvide la sensación que produce pelarse las rodillas al caer al suelo ni el sentimiento de abandono que puede aparecer tras una ruptura. Porque eso es dolor. En cambio, perder a un ser querido, alguien que estuvo ahí desde el día en que naciste, que te apoyó cuando lo necesitabas y cuando no, que te regaló momentos innolvidables, que dio has

Gente con talento

El otro día, reorganizando cajones y estanterías, me topé con mi extraordinaria colección de carpetas con separadores de cartones de colores, que utilizaba para guardar los apuntes del instituto. Lo primero qué pensé fue: "¿para qué las guardo?". Algunas están bien y otras han vivido tiempos mucho mejores. La mayoría estaban "vacías", así que no tenía sentido ninguno conservarlas ocupando espacio. Menos mal que antes de echarlas a reciclar me picó la curiosidad y las abrí... ¡Claro que debían de permanecer guardadas! ¡Y a muy buen recaudo! Porque lo que esconden en su interior tiene un valor incalculable. No entendía como había podido olvidar los secretos que escondían aquellos separadores de colores. El que más o el que menos, siemrpe ha tenido un amigo que dibuja bien y que, entre los cambios de clase, se dedicaba a hacer cobrar vida a los folios con sus ilustraciones. Siempre había alguien que, como yo, le decía al dibujante: "¿Me haces un dibujo?".