Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

No castigamos al bipartidismo, catigamos a la izquierda

Reconozco que de política sé más bien poco, también que mis inclinaciones ideológicas vienen determinadas por la educación que he recibido en casa, fuera de ella y por mis vivencias personales (como le ocurre al resto de la gente, supongo), y que los extremismos, sean del tipo que sean, no van conmigo, (siempre he pensado que no hay extremos buenos, defiendan estos la causa que defiendan), pero aún así, quiero exponer mi opinión. En estos días en los que la política ha estado muy presente en los medios de comunicación, sobre todo ayer, cuando esperábamos ansiosos los resultados de las europeas (excepto en TVE, donde misteriosamente prefirieron centrarse en la celebración del Real Madrid en Cibeles), me ha vuelto a la cabeza un pensamiento que me aborda siempre que hay votaciones. Veo que la gente quiere castigar al bipartidismo (cosa que no me parece mal; si ya se ha visto que ni los unos ni los otros lo saben hacer, ¿para qué seguir votándoles?), pero la única “solución

Mi vida a juicio

Todos y cada uno de mis actos o decisiones son juzgados y observados con lupa: Si salgo a por el pan con ropa cómoda y sin maquillar, me miran y piensan: “Podría cuidarse un poco, ¿no? Vaya pintas”. Pero si salgo con vaqueros estrechos, camiseta con escote y los labios pintados de rojo, las valoraciones se dividen: “¿Esta dónde se piensa que está? ¿En Cibeles? Valiente presumida, mira tú, que para comprar el pan…”; “Qué pinta de zorrona tiene… Le daba un buen viaje si quisiera”. Si decido continuar con mi carrera profesional en lugar de casarme y tener hijos, me dicen: “Eres una egoísta. ¿Cómo no vas a tener hijos? ¿Qué problema tienes para no querer niños? Si son la alegría de vivir y lo mejor que te puede pasar…”. Si opto por abandonar mi oficio para formar una familia, me espetan: “Tan progresista que eras… Y ahora, ¿qué? Una sumisa más…”. Si una discusión opino y mis argumentos se imponen por su peso a los de la mayoría, alguien me indica: “¡A fregar!”. Si por desc

Yo tampoco regalo mi trabajo

¿Podríais comenzar leyendo este post, por favor: http://siempreenmedio.wordpress.com/2014/05/20/no-trabajo-gratis/#comment-3255 ? ¿Alguna vez habéis necesitado redactar un texto? A saber, una carta de presentación para apuntaros a una oferta de empleo, una reclamación a una empresa por un producto en mal estado, la solicitud de una beca, de información sobre un curso… Algo que, por cortito que fuese, requiriese más esfuerzo que un comentario en Facebook o Twitter. ¿Sí? ¿No? Si lo habéis tenido que hacer sabréis que cuesta. Y si no lo habéis hecho nunca ya os lo digo yo: cuesta. No vale cualquier cosa: hay que ajustar el tono y el léxico a las circunstancias, para lo que es necesario saber a quién nos estamos dirigiendo. Es importante expresarse de forma clara y sencilla para que se entienda el mensaje y que el receptor no necesite de un criptólogo que le ayude a descubrir lo que estamos diciendo. Por eso el texto ha de estar bien estructurado, ser coherente. Del mi

Ni contigo ni sin ti

Ricachones del mundo que leéis mi blog (je je je), esto va por vosotros. Quien tiene el dinero maneja el cotarro. Es así y así ha sido desde que el hombre es hombre. Pero también parece que, desde que unos pocos os distanciasteis de los demás (muchos) por culpa de vuestras cuentas bancarias, necesitáis que haya pobres para poder justificar vuestro desenfrenado, excéntrico y opulento estilo de vida. Resulta que los ricos no sabéis despilfarrar grandes cantidades de dinero sin sentiros culpables, y para poder miraros con tranquilidad cada mañana al espejo, tenéis que añadir la palabra “caridad” a cada evento que organizáis. Montáis un fiestón de caerse de espaldas, en lugares como la Ópera de Viena, con cena y baile; para lucir estupendos ante la prensa os compráis modelitos de alta costura y joyas que cuestan lo mismo que cobra un españolito de a pie en 5 años; pagáis 500€ (bueno, 475€) por el cubierto; invitáis a celebrities de moda para que animen a la prensa a hacer

Los "yo, me, mi, conmigo"

Este es un tema arriesgado, porque al tratarlo en primera persona, se me puede tachar de ser lo que critico… Y no me gustaría nada que así fuera. Sabiendo los riesgos, allá voy. ¡No soporto a los “yo, me, mi, conmigo”! No puedo, son superiores a mis fuerzas. Esta gente tiene una capacidad increíble para voltear cualquier situación y convertirse en los protagonistas indiscutibles de la misma, aunque ni siquiera les toque de cerca. Se les ve a la legua, porque se anuncian: “Pues yo…”, “Pues a mí…”, “Pues anda que yo…”. Se creen el ombligo del mundo… Pero literal. Porque como consiguen que todo gire en torno a ellos, sus gustos, necesidades y experiencias, son el eje central de todo cuanto ocurre en el mundo. <<-Le han sacado una muela a mi hermano, lo está pasando más mal… -Pues anda que yo, cuando me la sacaron a mí…>> <<-Han despedido a mi padre… No sé qué vamos a hacer… -¿Y yo? ¿Que vivo con el miedo de que eso me pase? Yo no