Ni contigo ni sin ti
Ricachones del
mundo que leéis mi blog (je je je), esto va por vosotros.
Quien tiene el
dinero maneja el cotarro. Es así y así ha sido desde que el hombre es hombre.
Pero también
parece que, desde que unos pocos os distanciasteis de los demás (muchos) por
culpa de vuestras cuentas bancarias, necesitáis que haya pobres para poder
justificar vuestro desenfrenado, excéntrico y opulento estilo de vida.
Resulta que
los ricos no sabéis despilfarrar grandes cantidades de dinero sin sentiros
culpables, y para poder miraros con tranquilidad cada mañana al espejo, tenéis
que añadir la palabra “caridad” a cada evento que organizáis.
Montáis un
fiestón de caerse de espaldas, en lugares como la Ópera de Viena, con cena y
baile; para lucir estupendos ante la prensa os compráis modelitos de alta
costura y joyas que cuestan lo mismo que cobra un españolito de a pie en 5
años; pagáis 500€ (bueno, 475€) por el cubierto; invitáis a celebrities de moda para que animen a la
prensa a haceros publicidad (previo pago de cachés de hasta 250.000€); y, ¿todavía
tenéis el morro de decir que lo hacéis para donar “parte de la recaudación a
diversas ONG”?
Mirad,
guapitos, si quisieses ayudar a diversas ONG, juntaríais el dinero que cuesta
organizar el “macro-botellón”, comprar los vestiditos y las joyas, el precio de
la cena y el sueldo del famosete y lo donaríais directamente y sin más
monsergas.
Lo que queréis
es desfasar. Y pasarlo bien.
No lo hacéis
por los pobres, lo hacéis por vosotros.
Vamos a llamar
las cosas por su nombre: eso no es caridad, es una limosna emperifollada.
¿Y qué si queréis divertiros?
Que yo no digo
que donéis todo vuestro patrimonio a los desfavorecidos, que eso es una
ridiculez que dicen los “no-tan-desfavorecidos” porque os tienen envidia, pero
sí os pido que seáis menos hipócritas.
Si tanto os
duele que haya pobres en el mundo, empezad por remediarlo con pequeños actos
cotidianos, como no joder la marrana con vuestras abusivas políticas de
empresa, con vuestras fábricas explotadoras de niños en el tercer mundo, etc.
Porque hace falta
tenerlos cuadrados para querer solucionar el problema de esta forma: “Condiciones
dignas de empleo y sueldo no os doy, ahora, los céntimos sueltos de la cuenta
de la cena que me tomé ayer no dudéis que van para pagar las medicinas contra
la leucemia que causa la fábrica en la que os exploto… Que uno otra cosa no,
pero caritativo…”. (Puaj…)
Y si estas
pequeñas soluciones que os ofrezco os parecen fuera de lugar, al menos dejad
que los pobres, si no dinero, tengan dignidad.
“Dios” no los
puso ahí para que a vosotros el lujo os supiese menos amargo.