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Mostrando entradas de enero, 2014

¿Digital o papel? He ahí la cuestión

A la gente le encanta discutir, da igual el motivo, lo importante es estar en un bando y rebatir los argumentos del contrario, posicionarse en un lado de forma radical e ir a muerte con esos principios. A veces creo que las cosas no son opuestas, sino que somos nosotros mismos los que hacemos su existencia incompatible. Para hacer una prueba, escoged un tema al azar, dad una opinión radical y al instante surgirán cientos de personas, con argumentos igual de radicales, dispuestas a haceros papilla por no pensar como lo hacen ellas. Últimamente, esta actitud, la veo mucho en el mundo de las letras con respecto a los libros: o digital o papel. Y no hay término medio. ¡Qué cosa más tonta, por el amor de Dios! Los extremos nunca son buenos. Nunca. En ningún caso, circunstancia o situación, para ninguna ideología, credo o premisa. Los radicales, defiendan lo que defiendan, siempre acaban mal y demostrando que no tienen razón de ser, porque la vida está hecha de términos

¡Soy de letras! ¿Y qué?

Quiero aprovechar el día de hoy para comentar lo deprimida que me encuentro. Estoy tan triste que he llegado a ver durante un rato la MTV… Una persona, cuyo nombre no quiero decir, me ha decepcionado a nivel personal a través de un comentario. Hablábamos sobre la crisis y le he comentado que, afortunadamente, cuando acabase su carrera, no tendría que preocuparse por el desempleo. A esto, esta persona en cuestión me ha respondido: “no tendré que preocuparme porque no habrá crisis y porque no he hecho una carrera de letras, como tú”. ¡Zas! Directo al corazón. Ains… Si no fuera porque llevo años haciéndome una coraza para protegerme de este tipo de ataques gratuitos… Lo peor de todo es que esta persona representa a la futura generación de universitarios que saldrá al mercado laboral de España. Representa a los que se han salvado del abandono escolar. Representa el futuro de la investigación y el progreso. No me autoengaño ni nada, sé que vivimos en un mundo en el que

Trámites burocráticos o vivir permanentemente en el 28 de diciembre

Los funcionarios suelen quejarse a veces de que nos mofamos de ellos, de que solemos satirizar sobre la cantidad de veces que salen a desayunar/almorzar/tomar café, de la cantidad de descansos que se toman al día, de la cantidad de datos que omiten/olvidan/inventan y que ralentizan las gestiones… Puede que los humoristas profesionales y la gente de a pie exageremos, sí. También puede que haya funcionarios que trabajen… (Es broma. Los hay. Habrá. Supongo.) El caso es que, talento y dedicación del funcionariado aparte, todo lo relacionado con la burocracia es un tostón. Nunca nos aclaramos con la documentación que hemos de presentar, ni la forma o el orden. Incluso cuando ya hemos realizado un trámite varias veces, en la siguiente ocasión solemos equivocarnos en algo. Misterios del universo. Pero tenemos que mirarlo por el lado positivo, chistoso: si fuese de otra manera, no habría motivo de queja, y lo cierto es que nos gusta quejarnos. A mí la primera. Por eso, la Agen

"O sea, yo no sé quién es Faulkner, pero su libro me va genial con el look que llevo hoy"

Los caminos de Facebook son inescrutables... O al menos, a mí me lo parece. Resutla que entro hoy en mi cuenta y me encuentro con que, entre las páginas recomendadas, Mark Zuckerberg y sus empleados me sugieren hacerme seguidora de una revista de moda (cuyo nombre voy a dejar en el anonimato por lo que voy a pasar a decir a continuación). Nunca en mi vida he leído una revista de moda, no me llama la atención la temática, pero dado que las redes sociales utilizan tantos algoritmos y logaritmos y cruzan tantos datos y demás para hacerte sugerencias más o menos personalizadas he pensado: "Vamos a ver". ¡Por qué se me habrá ocurrido! Las primeras publicaciones que había no me han llamado la atención (lo siento por Iker Casillas y su recién nacido vástago o por Miley Cirus y su última campaña publicitaria), pero he visto una que, a primera vista, parecía interesante. Utilizan una foto de Marilyn, en la que aparece leyendo, para ilustrar un artículo en el que incluyen los 20 li

Además de "tecnoadictos", hipócritas

Imagen
Paseando por Facebook me he encontrado con esta bonita imagen: Cada uno puede sacar sus propias conclusiones a cerca de ella, lógicamente, pero a mí me han parecido de lo más curiosas las que he leído al respecto. Todos aquellos que comentaban la ilustración coincidían, por supuesto, en que cualquier tiempo pasado fue mejor, que lo que viven ahora los niños no puede llamarse infancia, etc. Voy a poner sobre la mesa una reflexión: si la infancia de los que hoy critican fue mejor que la que tienen ahora los niños, ¿de quién es la culpa? Hablo desde el desconocimiento ya que no soy madre ni tía ni nada, pero, ¿los niños reciben una paga semanal tan alta que les permite comprarse tablets , smartphones y videoconsolas al salir del cole? Los aparatitos roba-infancias los compran los adultos, y a los niños se les antoja tenerlos por dos motivos: lo ven en la televisión y lo ven (¡anda!) en casa. Se supone que los adultos han de ser un ejemplo para los peque