Quiero ser experta

Estos días de vacaciones me han permitido, como a todos, relajarme y pasar más horas de lo habitual dedicándome al ocio. En mi caso, dedicarse al ocio quiere decir "aprovechar para ver la televisión".

Entre zapping y zapping he paseado mi atención por distintos programas televisivos: desde tertulias de variados temas hasta documentales de contenido más o menos interesante (la respetabilidad de estos programas la dejo a un lado, porque eso daría para escribir unas cuantas entradas más en el blog...) El caso es que, a cuenta de estos diversos programas, me he parado a pensar si no estaré enfocando mal mi carrera profesional. Me explicaré.

En tu aburrimiento, puedes ir a parar a una cadena de temática x en la que están emitiendo un programa sobre la situación del desempleo en España, sobre la última ley aprobada por el Gobierno, sobre las teorías físicas de moda, sobre formas de vida saludables o, incluso, sobre la interpretación de los mitos judeocristianos y la importancia de las traducciones de las tablillas hititas o lo que sea, y, con toda seguridad, entre las personas que aparecen opinando con total certeza habrá una (¡cómo mínimo!) que será identificada como: "Fulanito de Tal. Experto en el tema que estamos tratando".

Y ya. Y como los editores de la cadena lo dicen yo me lo tengo que creer y lo que diga ese señor o señora va a misa y punto. Porque es "experto". Las credenciales... bueno... Nos las pasamos por el forro, digámoslo así.

¿Qué leches es un experto? Porque sí, la palabra experto hace referencia a los hábiles, a los experimentados, pero digamos que a pelo, experto, queda un poco pobre.

Si a mí me ponen en pantalla un cartelito en el que diga "Fulanito de Tal. Catedrático de Historia Antigua en la Universidad Complutese de Madrid" o "Menganito de Cual. Doctor en Física por la Universidad Autónoma de Barcelona", por ejemplo, entiendo que esa persona sabe de lo que habla. Hay un título que representa una trayectoria profesional. Lo de experto sobra.

Pero esto no significa que la persona haya tenido que ir a la facultad para saber mucho de algo. Si el tema que se trata es la situación de los inmuebles que están en venta después de la crisis inmobiliaria, y la persona que aparece hablando del buen o mal estado de los edificios es un operario de obra que lleva más de media vida entre ladrillos, lo que diga también me resulta de lo más creíble. Y lo de experto también sobra.

Sin embargo, si uno se pasea por programas de televisión alardeando de ser un experto en algo... ¿Por qué tenemos que creer que esa persona sabe tanto de lo que dice saber? ¿Porque se ha documentado para un libro? ¿Para un artículo? ¿Porque lee mucho? ¿Porque tiene amigos en la cadena? ¿Porque sí?

A la vista está que a los medios de comunicación poco les importa, porque cada vez incorporan más expertos a sus plantillas. De modo que voy a elegir un tema de rabiosa actualidad para hacerme experta y dar lecciones de vida a diestro y siniestro.

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