¿Te avergüenzas de ti o te ríes de mi?

En mis años de instituto conocí a una persona con la que entablé bastante amistad. Formábamos parte de un mismo grupo (muy ecléctico, la verdad) y lo pasábamos muy bien juntos. Una vez que nos examinamos de la temida selectividad y accedimos a nuestras respectivas carreras nos distanciamos. Al principio nos veíamos una vez al año, luego cada dos... Y ahora, bueno, somos "amigos" en Facebook.

No es un caso singular. Por norma general le puede pasar a mucha gente: después del instituto cada uno toma un camino diferente para hacerse adulto y, ese camino, no tiene por qué seguir los de otras personas. No hay discusiones ni problemas, pero con el tiempo aparecen nuevos grupos y las necesidades, expectativas o los gustos cambian.

Resulta que, trasteando por la red social que es nuestro único vínculo actualmente, he encontrado su blog y me he parado a leerlo. Me he llevado una gran sorpresa. Aunque no sé si para bien o para mal. Simplemente  una sorpresa. En ocho años no ha cambiado nada. Sigue siendo aquella cabecita que se siente revolucionaria aunque vive del dinero de papá.

No digo que lo que obtenga en esta vida le vaya a ser regalado, reconozco que se habrá esforzado y que habrá luchado por sus sueños... Pero no puede pretender que los demás creamos que esa lucha ha sido tan grande y tan intensa como la de cualquier otro con menos posibles detrás.

No puede afirmar en una misma frase que gracias a Dios le dieron una beca para cursar un máster... y acto seguido concluir que, como tenía que mudarse a la capital, su padre le compró un piso en el centro. Como tampoco puede decir que a ver si encuentra trabajo ya para vivir dignamente, y comentar luego lo fantásticas que han sido sus vacaciones en todas las costas de España y sus dos salidas al extranjero en un solo verano.

¿Qué sentido tiene que los demás te vean como no eres? ¿De qué sirve pregonar que lo pasas mal cuando no es cierto? Con esa actitud, uno no se congracia con quien tiene menos, sino que se le insulta. La realidad hay que narrarla tal cual es.

Tener dinero no es un crimen. No tenerlo es una p*tada. Y fingir que padeces lo que no conoces es de personas con muy poco gusto o educación. Puede que yo lo vea así porque, desgraciadamente para mí, mi situación real es la que él finge. O puede simplemente que no entienda por qué alguien que puede vivir sin sufrir dolores de cabeza por las facturas pretende imaginarse una vida en la que le ocurre esto mismo.

¿Tiene envidia de los "pobres" o simplemente no se da cuenta de lo que hace? ¿O qué?
¿Alguien lo entiende? ¿Alguien me puede decir por qué hay gente que se comporta de este modo?


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