Culturetas de las narices...

El refrán "dime de qué presumes y te diré de qué careces" nunca había tenido tanto sentido para mí como hoy mismo. Nunca me han gustado las personas presuntuosas, aquellas que miran al resto por encima del hombro. Será porque siempre me han educado bajo la premisa de que nadie es más que nadie.

El caso es que, leyendo un foro de El País, he topado con un debate en el que se quería hablar sobre los best-sellers y su aportación al mundo literario: positiva o negativa. Se supone que la participación es abierta... pero solo nos hemos debido de enterar los más esnobs y yo.

¿Por qué todo aquel que se jacta de leer a los grandes autores de la literatura universal tiene que reafirmar su creída superioridad menospreciando el trabajo y el gusto de otros? ¿Acaso ellos, por haber leído a los grandes, lo pueden hacer mucho mejor? ¡Pues que lo intenten!

¿Que no te gusta Kent Follet? ¡Pues no lo leas! Si es que él no va a ir a tu casa a obligarte a que le compres el libro... ¿Que prefieres a Proust, a Kafka, a Homero...? Pues muy bien, léelos. Pero si tanto presumes de que lees buena literatura, haz algo más con ella. Aprende también. ¿De qué te sirve ser tan leído, si luego no te aporta nada?

Esta gente mira por encima del hombro a quienes disfrutan de Katherine Pancol, de María Dueñas y compañía. Afirman que lo que estos autores plasman en sus obras no es cultura. Es más, que atenta contra ella. Los que atentan son ellos, pero contra los buenos modales. A gustos los colores.

Hay mucha gente, mucha, que no leería si no fuese por estos autores de "clase baja". ¿O es que ahora es mejor que la gente no lea? ¿Si no se lee a Kennedy Toole o a Luca de Tena es mejor no leer? ¡Por favor! Vergüenza debería darles presumir de tanto... cuando, como dice el refrán, carecen todavía de mucho, mucho más.

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