Si tienes pasta para ropa, hazte un blog
Los
que me conocen saben que yo de moda entiendo poco. Tengo unos gustos muy
definidos, eso sí (pero supongo que como todo el mundo), y sigo unos pasos
básicos a la hora de vestirme: utilizo prendas de mi talla, que pueda
permitirme pagar sin empeñar un riñón y que vayan acorde con el lugar al que
asisto.
Esto
viene a significar, más o menos, que si mi cuerpo pide una 40 no me empeño en
entrar en una 38, que me importa un carajo no llevar logotipos estampados en
las camisetas y que si voy a un funeral no me visto de rojo o amarillo, por
ejemplo.
Sin
embargo, el otro día pequé de, digamos, “coqueta” y me puse a investigar en
Internet sobre tendencias, porque este año tengo festejos (¡bodas, bien!).
¡Madre
mía! ¡La cantidad de blogs que existen dedicados a la ropa, los complementos y
sucedáneos!
¡Madre
mía! ¡La cantidad de chicas que se gastan sus presupuestos en ropa
para hacerse fotografías en descampados, estaciones de metro, fuentes, pasos de cebra
y probadores, posando con posturas imposibles en las que retuercen un pie, llevan
el bolso en cabestrillo, sacan morritos y actúan de forma casual como si el
flash de la foto no fuera con ellas!
¿En
serio tiene el mundo necesidad de que haya tanta gente (mujeres en su mayoría)
diciendo lo que es cool, lo que no lo
es, lo que es trendy y lo que no, lo
que combina con lo que no y (lo que me parece peor) lo que puedes ponerte y lo
que no?
Cualquier
niña “mona” con un iPhone en la mano está capacitada (teniendo en cuenta su
número de seguidores) para comentarles a Carolina Herrera, a Victorio, a Lucchino
y a Amancio Ortega lo bueno y lo malo de sus diseños. ¡Tócate un pie!
Respeto
los gustos y hobbies de la gente (siempre que no sean perjudiciales o
contraproducentes para con nadie), me parece perfecto que cada uno dedique su
tiempo a lo que quiera, pero… ¿No se nos ha ido un poco de las manos? ¿En serio
necesita la ropa, ¡la ropa!, que nos preocupemos tanto por ella?
A
pesar de que la industria textil mueva miles de millones al año, mi respuesta
la tengo clara: ¡No!
No
puedo juzgar la calidad de su trabajo porque, como ya he dicho al principio, yo
de este tema entiendo nada o menos. Imagino que, como en todo, las habrá
mejores y peores, profesionales y aficionadas (en el sentido de “fan”, no de
mediocres, por supuesto) y a todas les reconozco el esfuerzo y el mérito de
llevar un blog, pero, insisto: ¿más allá de la propiedad según el acto al que
se asista y de la comodidad según el cuerpo de cada uno, merece la ropa tanta
atención?
Sé
que ya me he pasado escribiendo, pero aún así, necesito lanzar una última
pregunta: estas chicas (sobre todo las que se dedican a la moda por afición),
¿de dónde sacan a los fotógrafos que las retratan? Porque cada post tiene una
media de 10 fotos por look. ¿A quién
le dicen: “Venga, vámonos a la boca de metro de El Retiro, que me tienes que
hacer una sesión”?
Eso
era todo, ya me he quedado tranquila.