¡Que no voy a escribir mal solo porque tú lo digas!



Me voy a poner en plan intelectual-esnob. Así, porque sí, porque me han tocado las narices en una red social y me apetece desahogarme.

¿Me dedico yo a dar lecciones de Física? No. Porque no tengo ni pajolera idea. ¿O de Psicología? Tampoco. Porque me ocurre tres cuartas de lo mismo. ¿O de mambo? Pues tampoco, porque para empezar no lo distingo del merengue y la salsa…

Pero espera, que como tú hablas castellano, ¡me puedes dar clases de Lengua!

Por esa regla de tres, entonces yo sí debería dar clases de Física porque me afecta la ley de la gravedad, de Psicología porque mantengo relaciones de amor y odio con cientos de personas, y de mambo porque sé llevar el ritmo…

Y todo esto, ¿por qué? Pues porque hoy he mantenido el debate más absurdo de mi vida, en el que me querían hacer creer que quienes consideramos que respetar las normas ortográficas y gramaticales en los nuevos medios de comunicación (es decir, las webs y los blogs) somos unos intelectuales-esnobs… (De ahí el plan en el que me he puesto).

Que mientras el mensaje se entienda qué más da… Que lo importante es comunicar…

Pues sí, lo importante es comunicar, pero el mensaje se entenderá mejor si respetamos los signos de puntuación y el uso correcto de las tildes, por ejemplo, ¿no?

Soy la primera en loar las virtudes de los blogs, porque gracias a ellos cualquier persona que sienta la necesidad de expresarse por escrito puede hacerlo (heme aquí). Soy la primera en darse cuenta de que no todo el mundo tiene ni la misma capacidad de expresión ni el mismo nivel educativo, pero también que eso no es una excusa para criticar despreciativamente ni el trabajo ni el esfuerzo de nadie.

Sin embargo, también soy la primera en pensar que mientras que algunos errores o deslices léxicos, ortográficos, gramaticales y lingüísticos son entendibles, lógicos y comprensibles (teniendo en cuenta la forma en que se escribe, el medio en el que se escribe, las circunstancias propias de cada uno y demás coyunturas) de ahí a tolerar y/o pretender fomentar la mala escritura hay un abismo.

Es que la lengua está viva y es así como evoluciona…

¡Pero qué me vas a venir a contar a mí! ¡Que tuve que traducir los grafiti pompeyanos para aprobar tercero de carrera!

Claro que la lengua está viva (y la mía, a mayores, envenenada), y claro que es a cuenta de las deformaciones como evoluciona, pero eso no significa que se tenga que dar carta blanca a todo el mundo para que escriba como le salga del forro… Que si cada uno escribe como le peta, lo de la comunicación se va al garete.

A mí no hay cosa que más me jorobe cuando leo un texto que no haberme cuestionado nada cuando debería haberlo hecho o haberme dejado de sorprender cuando correspondía simplemente porque el autor ha considerado que la interrogación o la exclamación de apertura le eran innecesarias! (A que jode?)

A mí no hay cosa que más me jorobe cuando leo un texto que no haberme enterado de nada porque no distingo un interrogante de una causa… (¿Por qué? A ver, ¿por qué?)

A mí no hay cosa que más me jorobe que no entender en un texto quién hace qué porque los sujetos y los verbos nada tienen que ver (¿Va dos y se cae el del medio…? Perdona, ¿qué…?).

A mí no hay cosa que más me jorobe que perderme entre las líneas de un texto porque la persona encargada de redactarlo ha decidido que cada palabra ha de separarse de las anteriores única y exclusivamente por un espacio en blanco que se consigue cuando se pulsa la barra espaciadora del teclado y que con eso es más que suficiente para que la persona que se sienta delante de su pantalla pueda entender sin miedo a nada las ochocientas o novecientas mil palabras que él o ella han decidido dedicar esa tarde de enero que no tienen nada que hacer al sistema reproductor de las plantas subtropicales y cómo ha ido evolucionando este a lo largo de los siglos… (¡Aire, por favor, necesito aire!).

A mí no hay cosa que más me jorobe que llegue un listo que ha abierto un blog y se crea con más potestad sobre el castellano que la propia RAE. Que pa’ más inri, ni es filólogo ni periodista ni profe de lengua ni na’…

Pues eso. Que os vayáis preparando para mis próximas lecciones de Física…

Entradas populares de este blog

Tetas, tetas, tetas

Vivir en el infierno, o tener de vecinos a Homer Simpson y señora

Carta a una excompañera