Argumentar con los "collons"
El hombre vive y hace su historia.
Y cuando aprende a escribir, escribe
la historia.
Y cuando descubre la política aprende a escribir la historia como
le conviene, y a leerla como le sale de los coj*nes...
Y esto, nos pese más o menos, es una verdad como un castillo de grande.
Nos agarramos a los argumentos que más nos gustan, les damos las
vueltas que sean necesarias, le buscamos cinco pies al gato y, ¡voilá!: en el siglo tal pasó lo que a
nosotros nos da la gana.
Como esta es un arma de doble filo, cualquiera puede acusar a otro de
tergiversar los hechos en beneficio propio.
Así, nos pasamos la vida alegando que tal o cual personaje histórico
nació aquí o allí, que unos hallazgos arqueológicos son más importantes que otros
por su antigüedad y bla, bla, bla.
Cualquier tema histórico parece ser susceptible de discusión y
refutación.
Tanto es así, que el otro día me he topado con el colmo de los colmos:
un vídeo (no voy a mencionar la fuente porque no quiero darle publicidad de
ningún tipo) en el que un profesor/conferenciante (no tengo muy claro lo que es
este señor, con todos mis respetos, por supuesto; lo digo porque no sé quién es
ni a qué se dedica) afirmaba (ojo) lo siguiente (y cito textualmente):
“Todo lo que era la Magna Grecia, es decir, la expansión de la Grecia
Clásica, todo eso es lo que constituyó nuestro Imperio Catalán”.
¿Cómo… O sea, ¿cómo… ¿La Magna Grecia? ¿Imperio Catalán?
A ver… Que no sé ni por dónde empezar…
Yo, para aclararme con la paja mental de este caballero, tiro para mi
terreno, entro en el juego y que cada lector saque sus propias conclusiones:
1. La Magna
Grecia y la Grecia Clásica no son la misma cosa: la primera es el nombre que
recibe el territorio ocupado por los griegos en el sur de la península Itálica
allá por el siglo VIII a. C., y la segunda es un periodo de la historia de
Grecia comprendido entre siglo V a. C. y el inicio del reinado de Alejandro
Magno.
O sea, que
para empezar, mal vamos. Sigo:
2. En la
península Itálica, en tiempos de la colonización griega, se hablaban otras
lenguas además del latín. En concreto, en la zona de dichas colonias, la lengua
principal era el osco, y no el latín (que únicamente se habló en Roma hasta el
IV a. C.), y, por supuesto, el griego.
3. Tarraco, la actual Tarragona, fue fundada por los romanos allá por
el siglo III a. C., pero no se constituyó como una colonia hasta que lo ordenó
Julio César (rondando, más o menos, el año 45 a. C., es decir, el siglo I a.
C.).
4. Se hablara lo
que se hablase en la zona de Tarraco
en el siglo III a. C., debió de llevarles mucho tiempo lo de pasarse al latín.
Uno no se acuesta siendo íbero-galo un día del año 218 a. C. y se levanta
declinando como una máquina al siguiente. (Si lo sabré yo…)
5. La lengua
catalana pertenece a la rama itálica de la familia indoeuropea. Esto es, que el
catalán no es otra cosa que una lengua romance procedente del latín.
6. Los primeros
documentos escritos en catalán se remontan al siglo IX d. C., lo que demuestra que
la evolución de una lengua que da paso a otra lleva bastante tiempo.
Resumiendo: o este señor tiene un problema muy gordo, o más chulería
que un ocho verde pistacho o no se ha dado cuenta del verdadero logro de los
catalanes.
Si todo lo que dice es cierto, tuvieron los cojones tan cuadrados como
para crear un “Imperio Catalán” cuando ni los propios catalanes sabían que eran
catalanes y que acabarían hablando catalán.
De verdad que no lo entiendo. Una cosa es luchar para conseguir unos
objetivos políticos, y otra muy distinta es intentar vender películas de ciencia ficción.
¿Qué clase de argumentos son esos para tratar un tema tan serio como el
de la independencia de Cataluña?
Desvariar y apuntarse tantos ajenos queda un poco feo en el currículum…
Si tanto aman Cataluña y su cultura que empiecen por respetarla ellos
mismos.