Los directivos no leen libros para directivos

Me ha dado por leer libros de empresa, para directivos, así soy yo. Lo cierto es que es un tipo de lectura de lo más interesante (como en todos los géneros hay autores mejores y peores, claro). Ocurre que como no soy directiva de nada, nunca me había parado a pensar en ellos como en una opción de ocio, y tienen mucho que ofrecer.

Hay distintas opciones entre las que elegir, y van desde la autoayuda para poder conciliar vida privada y profesional hasta los consejos "de tú a tú" ofrecidos por empresarios súper-mega-exitosos que se las saben todas (cuando leo libros sobre este segundo tema, no puedo evitar ver la imagen del autor correspondiente en mi cabeza haciendo el "guiño-guiño" mientras escribe, en plan: "¿Eh, has visto qué bueno soy? ¡Eh, eh!").

No obstante, yo recomiendo encarecidamente aquellos que versan sobre el intrincado mundo de los recursos humanos. Sí. Porque pueden ocurrir dos cosas durante la lectura: una, que te agarres un cabreo tremendo, o dos, que te dé la risa (como a mí).

Por lo que veo, en la actualidad se está revalorizando el concepto de recursos humanos porque, después de décadas de industrialización, los empresarios (o al menos los que escriben estos libros) han descubierto una serie de nociones revolucionarias que van a cambiar el mundo de los negocios y las empresas para siempre:
  1. Es bueno, ¡muy bueno!, mantener motivados a los trabajadores. Si se sienten útiles y apreciados y si, además, se les incentiva, son más productivos.
  2. Es muy bueno, ¡excelente!, gestionar el talento que hay dentro de una empresa: adecuar los trabajadores a los puestos, buscar personas con formación adecuada y una larga experiencia sirve para dotar a la empresa de una serie de activos intangibles que se traducen en eficiencia, creatividad, productividad, competitividad y un largo etcétera más de palabras acabadas en -tividad.
  3. Es excelente, ¡extraorinario!, mantener un flujo de comunicación abierto de forma constante con los trabajadores: escuchar sus problemas y consejos repercute en el punto uno, hablarles sobre la situación de la empresa con total sinceridad, pues también, y, además, permite ayudarles en su día a día para que sean felices...
  4. Es extraordinario, ¡la repanocha!, ayudarles a progresar en su carrera profesional. Todo conocimento nuevo que adquieran permanecerá en la empresa mientras ellos estén allí... Pero, si progresar en su carrera les permite ascender y ganar más dinero, también se logrará que su fidelidad para con la empresa que les apoya aumente, y permanezcan en ella.
Leyendo estos libros, yo he aprendido dos cosas:
  1. Los tipos que escriben esto alcanzaron sus puestos de dirección sin pasar por las escalas intermedias. Salieron de la facultad para encaminarse a su MBA en el IESE o similares, y de allí pasaron a tener despacho, plaza de garaje, teléfono de empresa y secretaria propios. No han tenido contacto alguno con la realidad, porque si no, sabrían que estas revelaciones celestiales son obvias para todo hijo de vecino.
  2. Los directivos de este país (tanto a nivel de empresa como a nivel de Gobierno) no leen libros para directivos.

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