Los foros y los pequeños dictadores

En alguna ocasión he encontrado alguna noticia en Internet que me ha interesado especialmente y he decidido participar en su foro de opinión. Otras veces, buscando información sobre algún tema en particular, he llegado directamente a los foros y he leído las opiniones de los que han participado en él para comprender el tema.

Al final he llegado a determinar que, una herramienta que podría ser de gran utilidad, no sirve absolutamente para nada. Cierto que todas las ideas son válidas y que todo el mundo tiene derecho a opinar, pero el anonimato de la red favorece a aquellos que, por no tener delante a sus contertulios, se envalentonan y se dedican a proferir insultos gratuitos y a despreciar y mofarse del resto de participantes.

Lo peor de todo es que el resto de la gente, en lugar de denunciar los comentarios malintencionados e irrelevantes, ofensivos e inútiles se deja llevar por estos personajes, cae en su juego y cualquier discusión de cualquier tema que uno pueda imaginar se transforma en una excusa para encubrir la mala educación y dar rienda suelta a una serie de comportamientos que en cualquier otra circunstancia más tradicional y "analógica" no tendría cabida.

La gente se transforma en estos lugares de Internet. Pasan de opinar a imponer sus ideas como pequeños dictadores y se creen con la suficiente autoridad como para humillar verbalmente a aquellos que defienden la postura contraria.

¿Dónde se recibe el título "Máter del Universo"? ¿En qué escuela se otorga la "Certificación de Posesión de la Verdad Absoluta"?

No nos gusta que nadie nos diga qué hacer o qué pensar y, sin embargo, cuando se nos da la posibilidad de expresarnos, nos comportamos como dioses vengativos y dañinos, dispuestos a desear aberraciones a aquellos que no repitan como mantras nuestros mismos valores y principios. Qué vergüenza.

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