Si te violan, será solo culpa tuya
No sé si habrá
mujeres que se sientan más tranquilas después de leer las recomendaciones que
ha hecho el Ministerio del Interior sobre las precauciones a tomar para evitar
las violaciones, porque en lo que a mí respecta, me siento un tanto
contrariada, por no decir que me han tocado “un mucho” las narices. (http://www.interior.gob.es/web/servicios-al-ciudadano/seguridad/consejos-para-su-seguridad/prevencion-de-la-violaci%C3%B3n
)
Si nos ponemos
tiquismiquis, recomendaciones tales como (cito textualmente): “No haga
auto-stop ni recoja en su coche a desconocidos”, pueden valer para cualquiera,
¿no? Digo, porque por el mundo no hay solo violadores, también hay ladrones y
asesinos sueltos que pueden aprovechar la circunstancia para apoderarse de tu
tarjeta de crédito, rebanarte el pescuezo y tirarte a la cuneta, seas hombre o
mujer…
Y si nos
seguimos poniendo puntillosos, otros consejos como “Tenga encendidas las
luces de dos o más habitaciones para aparentar la presencia de dos o más
personas en el domicilio” o “Evite entrar en el
ascensor cuando
esté ocupado por un extraño, especialmente en edificios de apartamentos. De
cualquier modo, sitúese lo más cerca posible del pulsador de alarma”, no ayudan
a prevenir nada, sino a generar miedo y desconfianza.
Si ves a un extraño en
el ascensor de tu edificio, lo más probable es que se trate de un violador en
potencia, y no de un vecino que no conoces (cosa muy habitual en ciudades
grandes) o de alguna visita que estos pudieran tener.
Si no ando yo muy
desencaminada, esto más o menos viene a decir que, chicas, somos débiles y
susceptibles de agresión. La única forma en que podemos evitarlo es yendo
siempre acompañadas de un galán que se bata en duelo por nuestro honor llegado
el momento. Debemos entender que no podemos salir de noche, que no podemos
caminar solas, que no podemos ser independientes porque, si hacemos todo eso,
somos nosotras mismas quienes nos exponemos al peligro dejándoselo a huevo a
los violadores…
Aunque, sin duda
alguna, la mejor de todas las recomendaciones es la siguiente: “Ante un intento de
violación, trate de huir y pedir socorro. Si no puede escapar, procure entablar
conversación con el presunto violador con objeto de disuadirle y ganar tiempo
en espera de una circunstancia que pueda favorecer la llegada de auxilio o
permitir su huida. Todo ello, mientras observa los rasgos físicos de su
agresor, en la medida de lo posible”.
Podría ponerme “gallita” y
empezar diciendo que si hay intento, no hay presunto, pero lo voy a dejar pasar
y me voy a centrar en lo de “entablar conversación”.
“Entablar conversación”…
<<-Hola, ¿qué tal?
-Nada, ya ves. Pasando el
rato…
-¿Y vienes mucho por aquí?
-No, es que el otro día me
fijé en que habías puesto tu nombre completo en el buzón y que vivías sola…
-Qué detallista. Se nota
que pones cuidado en lo que haces…
-Sí, sí… Gracias por darte
cuenta… ¡Vaya, hombre! Me pilló la policía… Bueno, ha sido un placer. >>
Afortunadamente para mí,
nunca me he visto en una parecida, pero creo que si me llega a ocurrir (porque,
dadas mis circunstancias soy carne de cañón), posiblemente gritaré como una
descosida lo primero que se me pase por la cabeza (“Desgraciado, hijo de p*ta,
suéltame, so c*brón” me parecen las palabras más probables) y patalearé, arañaré
y morderé porque lo instintivo es defenderse, no ponerse de charleta.
¿Quién narices ha
escrito esto…?