Martes negro
Qué horribles
resultan aquellas personas que se consideran en posesión de la verdad absoluta.
Creen que sus
principios y valores están por encima de los del resto de los mortales, y
tratan de imponerlos por todos los medios y a toda costa.
Tienen una
visión dicotómica del mundo: solo existen buenos (ellos) y malos (quienes se
les oponen).
No escuchan,
no atienden a razones, no buscan el diálogo. Solo gritan, solo critican, solo insultan.
Hablan de
derechos, de justicia, de honestidad y en sus formas solo demuestran sentirse
superiores, preeminentes, preponderantes.
Les vence la
soberbia, y tachan de memos, estúpidos y bobos a sus opositores, cuando ni
siquiera se han esforzado en entender qué es aquello que les enfrenta.
Repulsan los
argumentos contrarios haciendo gala de la misma actitud que ellos están
criticando.
Qué horribles
son aquellas personas que se consideran en posesión de la verdad más única y
absoluta, porque se creen tan libres de pecado, que se atreven a lanzar la
primera piedra…